Como el primer amor, como una
noche de locura, como el mayor regalo recibido, como el juguete que te
regalaron cuando querías. Así es la droga, no sabes cómo llega a ti pero lo
hace. Todo es perfecto en ese estado y se empieza como un juego, como un juego de niños. Y en realidad no es así sino
todo lo contrario. Pero no hacemos caso. Y seguimos. ¿Pero qué más da? Si
mientras lo pasemos bien. “Yo no estoy enganchado”, qué típico escuchar esto
¿no? En realidad, puedes llamarlo como quieras pero estás atado a ello y no te
deja vivir. Puede contigo. ¿Os dais cuenta de la mierda que os estáis metiendo?
¿De la jodida porquería en la que habéis entrado?
Las drogas joden familias
enteras. Hijos que esperan que sus padres lleguen, padres que esperan que sus
hijos lleguen. Y llegan con una actitud que cada vez es peor, que los va
destrozando. Y con el tiempo no sabes si van a llegar o no, ni tampoco sabes si
quieres que lleguen o quieres descansar por fin.
Seguid jugando.