Mi nombre es Ruth, soy una adolescente con demasiado tiempo libre. Me encanta reír, dibujar, escribir, leer... y sobre todo vivir. Dicen que soy de pocas palabras, aunque yo diría que más bien será el corte que me da. O quizá sea que me abstraigo con facilidad en mis pensamientos. Puedo decir mucho con solo una mirada, un gesto o simplemente permaneciendo en silencio. De hecho, podría pasar horas y horas conmigo misma, dándole vueltas a la cabeza y conociéndome cada vez mejor. Considero que sé escuchar a los demás y espero que los demás vean lo mismo en mí, una persona atenta dispuesta a escucharte, a estar allí cuando más lo necesites. Como cualquier otro individuo comento errores, río cuando puedo, lloro cuando lo necesito y chillo cuando me cabrean. Intento hacer vibrar a los demás pero siempre a mi manera. No a todos les gusta que sea así pero qué le vamos a hacer si a mi me encanta. No me considero creída, pienso que en este mundo hay de todo y yo soy una más, pero para quererte a ti misma tienes que empezar por aceptar tus defectos. Yo, por ejemplo, admito que soy bastante cabezota y también algo egocéntrica pero sé detenerme, a la hora de la verdad siempre están los demás por delante. Vamos, que como habréis imaginado tan solo soy otra rareza más de este mundo ;)

domingo, 15 de febrero de 2015

Y mientras el humo subía y la ropa bajaba, nosotros dábamos caladas como buscando las coordenadas que nos llevasen al disparate saciándonos de la locura que tus arábigos ojos me causaban. Porque para cuando llegaba media noche, nosotros nos la habíamos fumado entera, enrollándonos como el papel de liar y sellándonos del mismo modo, mezclando saliva. Como dos tigres de bengala en una jaula demasiado estrecha en la que solo puede quedar uno. Y de esta forma nos devorábamos, marcábamos y heríamos. Y esto último no solo a mordidas, sino jugando con fuego para al final quemarnos. Porque como decía Loreto, “el pecho izquierdo siempre va a doler más que cualquier otra parte del cuerpo”.