El motivo por
el que escribo esto es porque estamos a pocos días del último partido en nuestro
templo, en nuestra casa, o dicho de otra forma, San Mamés, LA CATEDRAL del
fútbol español. La primera vez que visité el estadio me sentía enormemente
extasiada y no sabía cómo afrontar el hecho de que por primera vez, y quizá la
última, tenía la oportunidad de vivir desde dentro lo que es el Athletic. A
nivel personal, considero que el Athletic me ha ido definiendo y ha tenido que
ver en algunos de los aspectos de mi vida. Es por ello que aquel partido
sufrido del 18 de marzo de 2012 contra el Valencia fue una de mis mejores
sensaciones a pesar de dejarme un sabor agridulce por un 0-3 que hizo que
viniésemos un poco tristes a la vuelta. Tristes por la derrota pero enormemente
felices de habernos dejado la garganta alentando a los jugadores. Tras este
partido, además de un gran recuerdo me quedé con ganas de más, me faltaba ver
un gol en San Mamés este último año, cosa que veía imposible. Pero como siempre
se ha dicho, los imposibles no existen. Puse todo de mi parte y en este último
año he tenido el placer de volver a San Mamés un maravilloso 10 de marzo. Y
digo maravilloso porque no sé si habrá palabras para definir como fue ese día.
Athletic-Valencia un año más. La revancha. Fondo norte, asientos 0145 y 0146. Y
a poco más de diez minutos para el final llega ese gol que nos dará la
victoria. Un gol del gran Iker Muniain. Ese gol que nos dio la vida y que
provocó tantas lágrimas y sonrisas. Inolvidable.
Ahora que se acerca la
desaparición de San Mamés, me entristece no poder volver a vivir momentos así
frente al gran arco que tanto significado tiene. Pero me consuela saber que
habrá un nuevo estadio, San Mamés Barria, en el que se animará igual o más que en el anterior y
que además, tendrá más capacidad para la gran familia athleticzale. No
obstante, agradecer a este estadio todo lo que nos ha regalado, desde los
títulos que quizá nosotros no hemos vivido pero sí muchos de nuestros
familiares hasta día de hoy. Por todas las noches que nos brindó una exhibición
de lo que es el sentimiento por el que nos movemos. Por la temporada pasada en
la que el Athletic nos demostró a los más jóvenes hasta dónde puede llegar
haciéndonos pasar momentos de tensión increíbles. Por las tardes de domingo en
familia viendo partidos. Por las bufandas y banderas al viento. Porque somos
diferentes y eso nos hace inimitables. Y sobre todo, porque la catedral será
eterna al igual que nuestro sentimiento por este admirable club. ESKERRIK ASKO.... ATHLETIC BETI ZUREKIN!!