Mi nombre es Ruth, soy una adolescente con demasiado tiempo libre. Me encanta reír, dibujar, escribir, leer... y sobre todo vivir. Dicen que soy de pocas palabras, aunque yo diría que más bien será el corte que me da. O quizá sea que me abstraigo con facilidad en mis pensamientos. Puedo decir mucho con solo una mirada, un gesto o simplemente permaneciendo en silencio. De hecho, podría pasar horas y horas conmigo misma, dándole vueltas a la cabeza y conociéndome cada vez mejor. Considero que sé escuchar a los demás y espero que los demás vean lo mismo en mí, una persona atenta dispuesta a escucharte, a estar allí cuando más lo necesites. Como cualquier otro individuo comento errores, río cuando puedo, lloro cuando lo necesito y chillo cuando me cabrean. Intento hacer vibrar a los demás pero siempre a mi manera. No a todos les gusta que sea así pero qué le vamos a hacer si a mi me encanta. No me considero creída, pienso que en este mundo hay de todo y yo soy una más, pero para quererte a ti misma tienes que empezar por aceptar tus defectos. Yo, por ejemplo, admito que soy bastante cabezota y también algo egocéntrica pero sé detenerme, a la hora de la verdad siempre están los demás por delante. Vamos, que como habréis imaginado tan solo soy otra rareza más de este mundo ;)

miércoles, 8 de agosto de 2012

Princesa, esto no es un juego.

¿Y tú qué quieres ser de mayor? Le habían preguntado hace unos años. Ella respondió que quería ser modelo. Pasaron los años y se hizo una mujer atractiva, guapa, esbelta. Rozaba la perfección.
¿Cuál es tu sueño? Ser modelo volvió a contestar. Empezó a iniciarse en ese mundo siendo totalmente una desconocida, sin saber el riesgo que corría y lo mucho que cambiaría su vida. Ella era hermosa, pero no se veía como las demás. Ella era delgada, pero no tanto como el resto de modelos. Tenía la talla adecuada. Sin embargo, a ojos de ese mundo tan solo era una gorda más. No contaban con ella. Mucho menos hablaban de su futuro. ¿Qué podía hacer para seguir siendo una modelo? Comenzó a privar su alimentación. Día a día fue estropeando su cuerpo. Comía poco y tomaba porquerías que le ayudaban a adelgazar. El resultado fue una cara enfermiza y una delgadez extrema que nunca era suficiente. Seguía estando gorda. Persiguió su sueño y se chocó de lleno con una pesadilla.
Mientras luchaba en el hospital por respirar un segundo más volvieron a preguntarle: ¿cuál es tu sueño? “Vivir”, respondió. 
Esta vida ya es demasiado complicada como para encima no querernos. Si no te quieres tú, ¿quién lo hará? Nada merece tanto la pena como para jugarte la vida de esa forma. Nada en este mundo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario