Mi nombre es Ruth, soy una adolescente con demasiado tiempo libre. Me encanta reír, dibujar, escribir, leer... y sobre todo vivir. Dicen que soy de pocas palabras, aunque yo diría que más bien será el corte que me da. O quizá sea que me abstraigo con facilidad en mis pensamientos. Puedo decir mucho con solo una mirada, un gesto o simplemente permaneciendo en silencio. De hecho, podría pasar horas y horas conmigo misma, dándole vueltas a la cabeza y conociéndome cada vez mejor. Considero que sé escuchar a los demás y espero que los demás vean lo mismo en mí, una persona atenta dispuesta a escucharte, a estar allí cuando más lo necesites. Como cualquier otro individuo comento errores, río cuando puedo, lloro cuando lo necesito y chillo cuando me cabrean. Intento hacer vibrar a los demás pero siempre a mi manera. No a todos les gusta que sea así pero qué le vamos a hacer si a mi me encanta. No me considero creída, pienso que en este mundo hay de todo y yo soy una más, pero para quererte a ti misma tienes que empezar por aceptar tus defectos. Yo, por ejemplo, admito que soy bastante cabezota y también algo egocéntrica pero sé detenerme, a la hora de la verdad siempre están los demás por delante. Vamos, que como habréis imaginado tan solo soy otra rareza más de este mundo ;)

viernes, 9 de mayo de 2014

Vuelve antes de que mi vida empiece a anochecer.

Qué mal me sienta saber que no soy yo a la que le das las buenas noches. Qué poco duermo desde que tampoco soy a quien le das los buenos días. Qué triste es saber que un día inesperado decidiste llamar princesa a otra que seguramente te llame rey, pero no lo sienta. Y yo, mientras, me consumo esperando a que mañana, pasado, la semana que viene o dentro de dos meses vas a volver a caminar pegado a mi espalda mientras me dices que puede acabarse el mundo justo en ese instante porque estamos juntos. Me consuelo pensando que como tantas otras veces eso va a ser así, pero hace tiempo que sé que tu cama sigue deshecha por tantas a las que no has conseguido desnudar mientras las miras como me mirabas a mí. Y, joder, cómo duele pensar que tú, el mismo que llenó cada hueco de soledad que había en mí, que me hizo cosquillas en el corazón y me coordina la vida con esa forma de ser tan distinta a la mía que hace que nos compensemos y seamos uno, tú, hoy no estés arrancándome ni la ropa ni una triste sonrisa. Tú haces que lo nuestro sea una sincronía entre corazón y razón. Pero del mismo modo que entraste en mi vida, hoy, tratas de salir: precipitada y atropelladamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario