Mi nombre es Ruth, soy una adolescente con demasiado tiempo libre. Me encanta reír, dibujar, escribir, leer... y sobre todo vivir. Dicen que soy de pocas palabras, aunque yo diría que más bien será el corte que me da. O quizá sea que me abstraigo con facilidad en mis pensamientos. Puedo decir mucho con solo una mirada, un gesto o simplemente permaneciendo en silencio. De hecho, podría pasar horas y horas conmigo misma, dándole vueltas a la cabeza y conociéndome cada vez mejor. Considero que sé escuchar a los demás y espero que los demás vean lo mismo en mí, una persona atenta dispuesta a escucharte, a estar allí cuando más lo necesites. Como cualquier otro individuo comento errores, río cuando puedo, lloro cuando lo necesito y chillo cuando me cabrean. Intento hacer vibrar a los demás pero siempre a mi manera. No a todos les gusta que sea así pero qué le vamos a hacer si a mi me encanta. No me considero creída, pienso que en este mundo hay de todo y yo soy una más, pero para quererte a ti misma tienes que empezar por aceptar tus defectos. Yo, por ejemplo, admito que soy bastante cabezota y también algo egocéntrica pero sé detenerme, a la hora de la verdad siempre están los demás por delante. Vamos, que como habréis imaginado tan solo soy otra rareza más de este mundo ;)

lunes, 14 de julio de 2014

Estaciones por las que hace tiempo dejaron de pasar trenes.

Te odio porque puedo quererte más que a las razones por las que olvidarte. Y eso, en parte, es lo más difícil a lo que me he enfrentado. Tú nunca fuiste sencillo y yo me descarriaba del mismo modo que lo hace un tren sin frenos. Cuesta arrinconar sentimientos que estoy segura que siguen aferrándose a la vida como el soldado que sabe que esta guerra está perdida. Pero aún lamento más que, al echar la vista atrás, sigas haciendo música con mi interior. Mi cuerpo, piano con el que tus manos componían las canciones más bonitas del mundo. Fuiste el Schumann de mi vida en un concierto que llegaba al final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario