Mi nombre es Ruth, soy una adolescente con demasiado tiempo libre. Me encanta reír, dibujar, escribir, leer... y sobre todo vivir. Dicen que soy de pocas palabras, aunque yo diría que más bien será el corte que me da. O quizá sea que me abstraigo con facilidad en mis pensamientos. Puedo decir mucho con solo una mirada, un gesto o simplemente permaneciendo en silencio. De hecho, podría pasar horas y horas conmigo misma, dándole vueltas a la cabeza y conociéndome cada vez mejor. Considero que sé escuchar a los demás y espero que los demás vean lo mismo en mí, una persona atenta dispuesta a escucharte, a estar allí cuando más lo necesites. Como cualquier otro individuo comento errores, río cuando puedo, lloro cuando lo necesito y chillo cuando me cabrean. Intento hacer vibrar a los demás pero siempre a mi manera. No a todos les gusta que sea así pero qué le vamos a hacer si a mi me encanta. No me considero creída, pienso que en este mundo hay de todo y yo soy una más, pero para quererte a ti misma tienes que empezar por aceptar tus defectos. Yo, por ejemplo, admito que soy bastante cabezota y también algo egocéntrica pero sé detenerme, a la hora de la verdad siempre están los demás por delante. Vamos, que como habréis imaginado tan solo soy otra rareza más de este mundo ;)

domingo, 23 de septiembre de 2012

Algún día yo también miraré mis fotos para recordar todo lo que he sido.


Sentada en una mecedora miraba las viejas fotos guardadas en una caja de madera. Estaban envejecidas y un poco estropeadas. El tiempo había pasado tanto por las fotos como por quien las veía. En ella se guardaban recuerdos congelados por una Royer francesa de la cual no recordaba el año. Solo recordaba lo bonita que era. Negra como el azabache, a relucir.
Aparecían diferentes personas, unas que marcaron una gran huella y otras que estaban de paso. Algún familiar, esos amigos que conoció aquel verano y amigos que aún conservaba, aquel viejo amor, aquella amiga que no ha vuelto a ver… Había tanta gente en aquellas fotografías que era imposible recordarlos a todos. Al igual que los lugares que aparecían. Qué bonita fue aquella ciudad donde tan buenos momentos pasó.  Y también aquellas vacaciones. Qué poco le había gustado aquel pueblo al que decidió no volver a ir. Recuerdos. No eran más que instantes congelados en el tiempo. A simple vista podía parecer una idiota sonriendo al rememorar esos tiempos. Le gustaba sacar su caja de madera de vez en cuando. Le hacía falta huir al pasado para seguir viviendo. Recordar y sonreír. Así funcionaba su vida. Y también la mía.

2 comentarios:

  1. Vaya manera de viajar por los recuerdos...creo que tu forma de expresarte le da muchas facilidades a la imaginación, para poner la imagen de lo que estas hablando en la cabeza..
    enhorabuena

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que sea así, como cualquier bloguer@ trato de haceros disfrutar con mis textos :)
      Muchísimas gracias!! Saludos

      Eliminar